En principio este artículo no se refiere a las cada vez más devaluadas orquídeas del papel moneda más antiguo en nuestro país, sino a las más hermosas, caras, admiradas y deseadas, orquídeas naturales, una de ellas, nuestra flor nacional en Venezuela, llamada Cattleya Mossiae o Flor de Mayo. Por cierto, se la debería llamar Flor de Abril, pues es en esta fecha cuando más frecuentemente inicia su floración en los ambientes naturales. Sin embargo, hay algunas características de esta especie que pudieran ser observadas en su eficiencia y productividad por los dueños de las orquídeas de papel.
La planta de orquídea es una de las especies más fuertes de subsistir, al igual que las populares chiripas. No es parásita, como muchos creen, sino epífita, pues crece encima o alrededor de otra planta que le sirve de base, pero no toma nada de ella, sino la aprovecha para sostenerse y obtener más fácilmente la luz y el aire. Por eso, si buscas orquídeas, fíjate en los espacios donde la luz llega mejor a las ramas superiores del árbol que las contiene.
Tienen unos pseudo-bulbos que almacenan agua y alimento y mientras mayor sea la sequía, más grandes son. Los más nuevos toman el alimento guardado de los más viejos que no van a producir más flores y por ello se van secando. Absorbe agua y nutrientes no solo de las raíces que son aéreas y absorbentes como una esponja y tienen clorofila, sino también por las hojas, que son duras para evitar la pérdida de agua. Por ello son muy económicas.
Las flores de las orquídeas son familias de las azucenas y los lirios y por eso se parecen, pero son tríneras en su morfología, ya que tienen 3 sépalos, 3 pétalos (uno de ellos deformado y es el más vistoso y ancho), 6 anteras y 3 carpelos, que son las soldaduras de sus órganos sexuales.
Las orquídeas han perdido las 5/6 partes de su capacidad de fertilidad, al quedarle solo una antera fértil. Sin embargo no se han extinguido, porque tienen una forma muy curiosa e inteligente de jugarse todo o nada para ser fertilizadas. En esa antera guardan unas masas políneas (donde se encuentra el polen, con sus millones de núcleos masculinos), sobre una base muy pegajosa. Cuando un insecto pasa por esa zona, atraído por extrañas y sutiles formas de seducción de la flor, se le queda pegado en el lomo y no se suelta, hasta que vuelva a pasar por otra flor y haga contacto con otra masa pegajosa que haya soltado su polen. ¡Extraña manera de hacer el amor entre una flor y un insecto y sin éste saberlo!
Las orquídeas han desarrollado miles de maneras de atraer a los insectos, para que puedan realizar su manipulada relación con otra flor: olores especiales e intensos, hasta llegar a imitar los olores sexuales de la especie de insectos que puede fecundarlas. Pero lo más asombroso, pueden emitirlos hasta 2 a 3 semanas antes que los auténticos insectos, para tomarles la delantera. También han creado sabores y las más variadas, extrañas y llamativas formas y colores, que pueden llegar a imitar a los insectos que van a copular con ellas. Cuando tu planta floree, entonces no toques la parte interna de la flor, porque inicias el proceso de fecundación y cuando esto sucede, la flor se cierra. Para evitar que lo haga un insecto, entra las plantas en floración a la casa.
El ovario de la flor también tiene millones de óvulos que producen frutos microscópicos formados por una veintena de células sin diferenciación, que no guardan ninguna reserva de alimentos, pues no tienen espacio. Es así que la parte femenina de la flor también utiliza un agente externo para que le sirva y recibe de parásito a un hongo.
Las orquídeas pueden multiplicarse en un medio estéril que sea orgánico y suplir las funciones de este hongo. En tu jardín, generalmente están sembradas en una base estéril o raíz de helecho y por ello debes imitar las condiciones y suplir los nutrientes que obtienen en un medio natural.
Para eso, debes colocarlas en un ambiente aireado, donde el sol le llegue en la mañana, no directo, sino filtrado a través de una malla verde. El riego, en forma de llovizna, dejándolas secar completamente antes de volverlas a regar. La frecuencia varía en función de la lluvia, el sol y el viento. Hay que nutrirlas si es posible quincenalmente con una solución de abono rico en Nitrógeno (tipo Mairol, Bayfolan), distribuida en forma de rocío sobre toda la planta, hasta por debajo de las hojas, en los bulbos y no solo en las raíces y regarlas más fuertemente al otro día para sacar el exceso de abono que puede quemarlas. Cada 3 quincenas, la solución será con un abono que estimule la floración (Tipo Hortal), más rico en Potasio.
Los aficionados al cuido de las orquídeas, somos popularmente llamados Orquideotas. Si leíste este artículo y comienzas a aplicarlo, te has iniciado en uno de los hobbies más agradables y hermosos que existe y el mejor premio son las flores que se produzcan en tu jardín, producto de la sabia naturaleza y de tu esfuerzo
La planta de orquídea es una de las especies más fuertes de subsistir, al igual que las populares chiripas. No es parásita, como muchos creen, sino epífita, pues crece encima o alrededor de otra planta que le sirve de base, pero no toma nada de ella, sino la aprovecha para sostenerse y obtener más fácilmente la luz y el aire. Por eso, si buscas orquídeas, fíjate en los espacios donde la luz llega mejor a las ramas superiores del árbol que las contiene.
Tienen unos pseudo-bulbos que almacenan agua y alimento y mientras mayor sea la sequía, más grandes son. Los más nuevos toman el alimento guardado de los más viejos que no van a producir más flores y por ello se van secando. Absorbe agua y nutrientes no solo de las raíces que son aéreas y absorbentes como una esponja y tienen clorofila, sino también por las hojas, que son duras para evitar la pérdida de agua. Por ello son muy económicas.
Las flores de las orquídeas son familias de las azucenas y los lirios y por eso se parecen, pero son tríneras en su morfología, ya que tienen 3 sépalos, 3 pétalos (uno de ellos deformado y es el más vistoso y ancho), 6 anteras y 3 carpelos, que son las soldaduras de sus órganos sexuales.
Las orquídeas han perdido las 5/6 partes de su capacidad de fertilidad, al quedarle solo una antera fértil. Sin embargo no se han extinguido, porque tienen una forma muy curiosa e inteligente de jugarse todo o nada para ser fertilizadas. En esa antera guardan unas masas políneas (donde se encuentra el polen, con sus millones de núcleos masculinos), sobre una base muy pegajosa. Cuando un insecto pasa por esa zona, atraído por extrañas y sutiles formas de seducción de la flor, se le queda pegado en el lomo y no se suelta, hasta que vuelva a pasar por otra flor y haga contacto con otra masa pegajosa que haya soltado su polen. ¡Extraña manera de hacer el amor entre una flor y un insecto y sin éste saberlo!
Las orquídeas han desarrollado miles de maneras de atraer a los insectos, para que puedan realizar su manipulada relación con otra flor: olores especiales e intensos, hasta llegar a imitar los olores sexuales de la especie de insectos que puede fecundarlas. Pero lo más asombroso, pueden emitirlos hasta 2 a 3 semanas antes que los auténticos insectos, para tomarles la delantera. También han creado sabores y las más variadas, extrañas y llamativas formas y colores, que pueden llegar a imitar a los insectos que van a copular con ellas. Cuando tu planta floree, entonces no toques la parte interna de la flor, porque inicias el proceso de fecundación y cuando esto sucede, la flor se cierra. Para evitar que lo haga un insecto, entra las plantas en floración a la casa.
El ovario de la flor también tiene millones de óvulos que producen frutos microscópicos formados por una veintena de células sin diferenciación, que no guardan ninguna reserva de alimentos, pues no tienen espacio. Es así que la parte femenina de la flor también utiliza un agente externo para que le sirva y recibe de parásito a un hongo.
Las orquídeas pueden multiplicarse en un medio estéril que sea orgánico y suplir las funciones de este hongo. En tu jardín, generalmente están sembradas en una base estéril o raíz de helecho y por ello debes imitar las condiciones y suplir los nutrientes que obtienen en un medio natural.
Para eso, debes colocarlas en un ambiente aireado, donde el sol le llegue en la mañana, no directo, sino filtrado a través de una malla verde. El riego, en forma de llovizna, dejándolas secar completamente antes de volverlas a regar. La frecuencia varía en función de la lluvia, el sol y el viento. Hay que nutrirlas si es posible quincenalmente con una solución de abono rico en Nitrógeno (tipo Mairol, Bayfolan), distribuida en forma de rocío sobre toda la planta, hasta por debajo de las hojas, en los bulbos y no solo en las raíces y regarlas más fuertemente al otro día para sacar el exceso de abono que puede quemarlas. Cada 3 quincenas, la solución será con un abono que estimule la floración (Tipo Hortal), más rico en Potasio.
Los aficionados al cuido de las orquídeas, somos popularmente llamados Orquideotas. Si leíste este artículo y comienzas a aplicarlo, te has iniciado en uno de los hobbies más agradables y hermosos que existe y el mejor premio son las flores que se produzcan en tu jardín, producto de la sabia naturaleza y de tu esfuerzo
Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009).Las orquídeas hacen el amor con un insecto.Publicado en: http://ventaninterior.bolgspot.com
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