Visitanos en Twitter.com

Síguenos en @oyeconsejo y @tesisatiempo

jueves, 23 de julio de 2009

Una historia conmovedora: Vivir contigo


Cristina Valarino (1995). Vivir contigo. Caracas: Producciones Gráficas, C.A., pp. 5-11
Prólogo escrito por Elizabeth Valarino

El libro Vivir contigo, trata de la experiencia vivencial de una Psicóloga en su lucha por sacar del autismo a su hijo. Resume sus aspectos más importantes.

Escribir el Prólogo del libro Vivir Contigo, cuya autora es la Psicóloga y Profesora Cristina Valarino Hernández, además mi hermana, es una tarea que emprendo ahora, con la más sublime sensación de orgullo por pertenecer a esta hermosa familia.

Es un libro que trata sobre la VIDA, el más preciado don que poseemos los seres humanos. Trata sobre el AMOR, escurridizo sentimiento que inagotable brota de cada una de sus páginas. Ofrece el modelo y el ejemplo de una persona que ha transitado por las rutas más difícles y ha salido victoriosa, dejando a su paso la huella de una gran sabiduría, obtenida tal como su autora lo describe, a través del
trabajo duro, la perseverancia, la tenacidad, la entrega y el arrojo que sólo una madre abnegada y amorosa puede lograr.

Comienza con una Introducción conmovedora, donde la autora, de manera muy valiente, abre con entrega y confiada intimidad su corazón de madre, de esposa, de ser humano que se enfrenta a la dolorosa realidad de haber traido al mundo un hijo promogénito que padece de una extraña y poco conocida enfermedad: el autismo.

A manera de un relato vivencial, va describiendo los síntomas más relevantes, las reacciones que produjeron en ella y el resto del sistema familiar y sus denodados intentos por conseguir enfrentarlos inteligente y eficientemente, aprovechando su formación como psicoterapeuta especializada con una tendencia filosófica humanista que promueve el potencial del desarrollo humano.

Cada capítulo es un compendio de los resultados de su acuciosa capacidad de observación y análisis de la conducta de un ser humano que surgió de la más profunda carencia a una plena abundancia, gracias a los esfuerzos, dedicación e involucramiento de su madre maestra, terapeuta, compañera y amiga. Cada anécdota, relatada amena y emotivamente, pero con la serenidad de juicio de
un científico de la conducta, va acompañada de las recomendaciones y estrategias que surtieron efecto en el niño autista a quien iban dirigidas, por lo que resultan de un alto valor psicopedagógico en esta área.

Los testimonios de cada fase de evolución en el vivir junto a un niño autista durante 20 años, expone al lector a un conjunto de vivencias impactantes, llenas de enseñanzas acerca del papel que deben jugar los padres ante la tarea responsable de tener un hijo, ya sea sano o enfermo. Demuestra cómo el amor, las verdaderas convicciones en el potencial creativo que todo ser humano posee y la capacidad de
t ransformación que puede generar una crisis, enfrentándola como riesgo y oportunidad, en vez de percibirla como una amenaza, rinde los frutos más inesperados y maravillosos.

Carl Rogers, maestro de Psicólogos a través de muchas generaciones, afirmaba que nadie enseña a nadie, a menos que sea a través del amor, a través de la propia vida mostrada como un modelo. Cristina Valarino es entonces un modelo, porque ha enseñado no solamente a sus hijos, José Alejandro y Ana Karina, sino también a sus hermanos, sobrinos, innumerables discípulos, pacientes, amigos y ahora a sus
l ectores, con su amor desbordante por la vida y por todos los seres humanos.

Es un ejemplo para los padres, especialmente aquellos que padecen el intenso sufrimiento de tener un hijo autista o con dificultades para enfrentar la vida, o simplemente para aquellas personas que transitan por alguna enfermedad u obstáculo aparentemente infranqueable, porque demuestra que en vez de dejarse vencer por la adversidad con quejas y lamentaciones, se enfrenta a ella con optimismo, vigor, coraje, creatividad y una firme convicción espiritual, porque de esa forma puede dar la energía para recibir la luz que viene de lo más profundo del ser interior. Es allí donde debemos buscar la verdadera sabiduría.

Las palabras que me dirige en una de sus magistrales y auténticas cartas que complementan este libro, como una muestra de su agradecimiento hacia las personas que la acompañaron en este viaje de 20 años, revelan su posición ante la vida: ¨Ahora sé que lo que le faltaba a mi vida era espiritualidad, coraje, misericordia, paciencia, sabiduría. He tenido que activarlas porque existen dentro de mí, sólo que no había encontrado la explicación tan sabia de que la esencia de la vida de todos nosotros los seres humanos es intocable por nada negativo. He allí la gran fuente de inspiración para todos aquellos que como tú y como yo, hemos pretendido reformar el mundo a través de contactos reales y significativos con
los demás¨.

Además de enseñar sobre el autismo y el papel de entrega y modelaje de un padre o una madre frente a la de vida de un hijo, este libro nos enseña sobre los procesos de transformación que se generan a través de la fe y la espiritualidad, las convicciones personales, los valores elevados, acompañados de un esfuerzo sostenido mediante la acción constante en el diario vivir.

Cristina ha buscado a través de su vida, respuestas a múltiples preguntas. En ¨Vivir contigo¨, nos muestra una apretada síntesis de las respuestas que encontró durante 20 años de su denodado y a veces solitario esfuerzo. Sé de sus luchas, de sus momentos de debilidad, de su bajo umbral para sentir el sufrimiento, dada su extrema sensibilidad. Presencié durante todo ese tiempo la paciencia que tuvo que
desarrollar ante los frustrantes retrocesos después de un victorioso y celebrado éxito, por pequeño que éste fuera. Y pude recibir también sus enseñanzas. Soy testigo de la evolución que José Alejandro, mi querido ahijado, fué mostrando a través de los años, de los cambios generados igualmente en su hermana, Ana Karina.

También en Cristina, a medida que iba encontrando respuestas e intentando abrir camino en la búsqueda de la luz que la guiara hacia la curación y felicidad familiar. Porque este libro no solamente trata de las dificultades y los éxitos logrados en un niño autista, sino también en la madre de ese niño, quien ha sufrido de intensos dolores y padecimientos que ha superado por su fe inquebrantable, por su respeto
hacia la vida y por su espíritu buscador, acompañada de personas generosas que le dieron el soporte y el amor en ese difícil proceso de hacer revolución humana.


Dentro de los guiones de esta familia está la necesidad de comunicarse por escrito, como una forma de auto-análisis que sirve a la vez de catarsis y forma de expresión de la creatividad a través del contacto con el inconsciente, espiritualidad y poder interior que todos tenemos dentro. En esta oportunidad, Cristina expresa un contenido humano lleno de vivencias extremadamente fuertes, pero con la suavidad y la lírica poética de una verdadera artista. Leer este libro deja una huella imborrable y lo será aún más, para todas aquellas personas que enfrenten en este momento o en el futuro una experiencia semejante, porque ya no estarán tan solos y podrán seguir un camino ya transitado por alguien que aprendió a Vivir contigo en el amor y en la confianza de lo hermoso de descubrir la misión de vida en cada acto de nuestra existencia.

Elizabeth Valarino

NOTA: Hoy en día José Alejandro tiene 30 años, su hermana Ana Karina se graduó de psicóloga y su madre sigue siendo psicoterapeuta. Practican activamente el budismo de Nichiren Daishoni.
Para comunicarse con el autor del libro, favor dirigirse a la siguiente dirección:
cristivalari@gmail.com,
cvalarino@intercontacto.com

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.

Valarino, Elizabeth (2009). Una historia conmovedora: vivir contigo. Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

miércoles, 22 de julio de 2009

En el concierto.

Las primeras notas de una Sonata de Vivaldi comenzaron a vibrar en el clavecín del artista. Me había alejado del grupo de profesores invitados para escucharlo, sentados en las sillas rígidas de cuero, alrededor de los músicos. Decidí sentarme en un mullido sofá, ubicado en la parte posterior del gran salón de la casona colonial de la Universidad Simón Bolívar. Era la ocasión perfecta para meditar. Me relajé, cerré los ojos y dejé a mi mente vagar al compás de la música.

La primera imagen que se presentó fue la de un amigo que trabaja

con los símbolos y que había conocido la semana anterior. De manera sorpresiva me reveló que sabía que estaba terminando un libro y no le había puesto punto final, porque aún no había escrito un epílogo donde mostrara mi involucramiento personal con el tema, en el que revelara a mis lectores cómo mi vida estaba ligada a todo lo que ese libro mostraba. Me pregunté por qué no lo había hecho como en mis otros dos libros anteriores y no pude responder. En ese momento pedí a mi inconsciente, a la energía universal, a mi yo superior, mostrarme una respuesta y volví a prestar atención a la música.

Recordé los innumerables conciertos a los que había asistido en mi infancia, pues mi padre, amante de la música, trabajaba dirigiendo la Administración de Espectáculos del gobierno y nos llevaba cada semana a uno de ellos.


Yo conocía los más recónditos lugares de los Teatros Nacional y Municipal y me permitían tocar en su piano de cola y actuar en el escenario, de manera solitaria, los proyectados dramas y fantasías de mi vida futura.

Los discretos aplausos me despertaron de mi ensoñación, pero una nueva sonata me llevó de nuevo frente a un piano que tenía un espejo biselado que reflejaba mi imagen sentada sobre un cojín para poder alcanzar correctamente las teclas.

Sistemáticamente mi madre me incitaba a practicar una y otra vez, repetidamente, al menos dos horas diarias por un período de cinco años. Interpretaba esos símbolos pequeños y negros, con líneas y puntos, que leía y releía hasta que la perfección se hiciera presente. Mis dedos cada vez más ágiles por la práctica me hacían entrar en contacto con la música que me transportaba detrás del espejo a ignotos lugares. Y la caricia de mi madre o sus aplausos me hacían regresar cuando lo lograba. Era el mayor premio que pudiera obtener.

Largo, allegro, largo, allegro, con pequeñas pausas entre ellos, nuevas imágenes surgieron al parecer desconectadas: me vi sentada en las piernas de mi padre mientras leía a Don Quijote y el diario del abuelo. Sus poemas escritos en esa bella letra antigua y la historia fantástica de un niño raptado en la Lorena francesa. Yo imaginaba y soñaba estar allí, junto a gigantescos molinos y hermosos castillos, defendiendo imposibles. Vi a mi abuela en su cama, cuando los domingos me contaba cuentos de hadas que despertaban mi imaginación y me hacían viajar de nuevo a mundos creados en mi mente. Un movimiento fuerte y los sonidos del crujir del cuero en los asientos me llevaron a otra dimensión. Dejé escapar esas imágenes y presté de nuevo atención a la música que se hacía más lenta, melodiosa y rítmica. Me vi aprendiendo a hipnotizar y contactando mi asombro ante las maravillas de la mente humana cuando expande su conciencia, me vi aprendiendo a meditar frente a una montaña, enseñando en múltiples ambientes, cómo a la mente creativa sólo hay que darle paso si se aprende a hacerlo, especialmente en compañía...

Para continuar leyendo, acceda al siguiente enlace:

http://www.intercontacto.com/tematico/?id=126&idt=7&accion=detalle

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.

Valarino, Elizabeth (2009). En el concierto. Prólogo del libro Tesis a Tiempo (2000).Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

lunes, 20 de julio de 2009

Amor por internet (dimensiones )

Muchas cosas se han escrito acerca de las nuevas tecnologías de información y comunicación y las relaciones amorosas. Sobre todo el uso de los chats y el correo electrónico. Inclusive se afirma que las relaciones de pareja en el futuro, se iniciarán más comúnmente a través de relaciones virtuales que presenciales. Este tipo de encuentro virtual es interesante de abordar y analizar.

Puede ser diferente cuando dos personas se conocen por la web de manera intencional que cuando ésta facilita un intercambio fortuito por otras razones. En el primero de los casos, las personas van hacia ese encuentro con una idea predeterminada de lo que desean, e inclusive se definen a si mismos y al perfil de persona con la que quieren establecer una relación, ya sea de amistad o de pareja.

Cuando se entra en las diferentes salas de chat en internet con estos objetivos, hay un sin mundo de variedad de opciones. Pueden existir grupos de encuentro virtual clasificados por edad, por afinidades, por objetivos o categorías varias, privados o públicos, variando también el estilo de aparición o tipo de comunicación. En todas ellas, la persona inicia su ingreso con un nick o nombre corto que por lo general es falso para resguardar la identidad sobre todo en los chats públicos. Puede utilizar también formas gráficas o íconos para apoyar tal identidad. Acompañando a esto puede o no haber la posibilidad de describirse a si mismo, con base a características sencillas o más detalladas, e igualmente se puede definir a la persona con la cual se desea entablar un encuentro.

Muchos dicen que este tipo de relación o juego es banal y sin sentido, una “perdedera de tiempo”; otros por el contrario defienden la idea de la conveniencia de esta forma de comunicación, especialmente por la alta posibilidad de conocer un mayor número de personas y tener más opciones para elegir entre ellas.

Se encuentran las salas de chat que son solo para divertirse, descargar emociones, a veces muy cruentas o negativas; también las hay que son más serias y con propósito más agradable y positivo. Pero el clima de cada encuentro podrá variar día a día, de acuerdo a la combinación de personas que se alojen en ese espacio virtual en un momento dado. Existen los fanáticos, los habituales, así como los exploradores virtuales ocasionales.

Un encuentro virtual en este tipo de ambientes, tiene varias ventajas: el anonimato, la sincronicidad en la distancia, la variedad de opciones, la falta de estímulos visuales o kinestésicos iniciales que puedan perturbar la relación, la estimulación de la fantasía e imaginación. Pero si las personas no se salen de la rigidez de las condiciones iniciales, no podrán realmente tener encuentros más personales. Por eso, cuando dos personas se conocen y comienzan a tener alguna afinidad, de inmediato se pasan a otro tipo de chat que ofrece más ventajas tecnológicas y requiere algo más de compromiso personal y privacidad, no sin antes haber efectuado las típicas preguntas iniciales: edad, ciudad donde vive, estado civil, intereses laborales y afectivos.

Sin embargo, también hay desventajas de este tipo de encuentro, porque favorece la falta de sinceridad, el engaño, la desmesura, el desbordamiento de emociones, las dificultades para comunicarse por un solo canal y la utilización de mucho tiempo hasta que se pueda encontrar alguna persona afín que se identifique y que realmente desee ese tipo de encuentro. También requiere de manera absoluta la participación al menos por escrito de cada persona. No es posible establecer comunicación si esto no sucede.

No se puede afirmar que tales encuentros no conducen a algo positivo, porque existen muchos testimonios de personas que se han conocido por este medio y han podido tener luego relaciones estables y duraderas, e inclusive uniones matrimoniales. Pero no son la mayoría de los casos. Sin embargo, al igual que los encuentros ocasionales o fortuitos, tampoco garantizan el éxito o la continuidad de una relación.

Quizás es diferente un encuentro virtual cuando sucede sin premeditación o sin el interés inicial de satisfacer necesidades afectivas. Por ejemplo, aquellos que se dan entre miembros de listas electrónicas temáticas o que asisten juntos a cursos a distancia o e-learning. En este caso, los participantes comienzan con buen pie, porque su identidad es conocida y el margen de engaño se reduce considerablemente. En la medida en que la comunicación se incrementa, pueden o no surgir los intereses amorosos o de amistad personal entre ellos.

Como en todas las relaciones humanas, los encuentros se caracterizan por lo que sucede en esa comunicación desde el mismo principio en que se inicia. Hay psicólogos que afirman que los primeros minutos en una relación entre dos personas marca esa relación hacia el futuro. Si dos personas se encuentran y comienzan a intercambiar mensajes de forma positiva para ambos rápidamente, hay mayores probabilidades de continuar esa relación por mayor tiempo y de manera exitosa.

En los encuentros virtuales se dan varias dimensiones. La primera es la dimensión verbal centrada en los mensajes escritos. La segunda es la dimensión verbal centrada en la palabra, como el caso de los chats que permiten conferencia síncrona. La tercera es la dimensión visual estática (fotografías), para continuar con la dimensión visual dinámica (cámara de video con o sin sonido). Solamente la dimensión kinestésica no es posible por ahora en los encuentros virtuales (sensaciones olfativas, de piel, de tacto). Esta no puede darse sino en los encuentros presenciales. Las dimensiones intelectual, afectiva, espiritual y trascendente, son también muy importantes y se dan de manera paralela a las anteriores. Dependiendo de la riqueza en la expresión e integración de todas esas dimensiones en una sola imagen real, además de virtual, se construirá una relación efectiva y se podrá predecir en mayor o menor grado, su permanencia en el tiempo.

Esta es una nueva forma de abordar las relaciones de pareja, que requerirá de mucho tiempo para analizar y llegar a comprender perfectamente. Los que han vivido esta experiencia se preguntan: ¿porqué puedo sentir algo especial hacia una persona que nunca he visto, que nunca he tocado, que no se si me dice la verdad? ¿cómo es que me hace falta? ¿es esto un tipo de adicción? ¿tendrá esta relación algún sentido? ¿qué sentiré cuando la conozca? ¿se desmoronará lo que siento y se desvanecerá como un castillo de naipes produciéndose una gran frustración? ¿quién o qué me garantiza que algo positivo va a salir de este encuentro? ¿estaré perdiendo el tiempo? ¿cómo reconocer lo que es verdad o es mi propia fantasía o la del otro la que está ejerciendo influencia? ¿será que lo que siento es amor o es ilusión? ¿durará más una relación de este tipo que si la hubiera conocido por otro medio? ¿cómo resolver la brecha de la distancia física cuando inicialmente eso no fue ningún problema?¿podrá este tipo de relación considerarse una infidelidad si ocurre de forma paralela a una relación presencial? ¿deberé correr el riesgo de un encuentro con esa persona? ¿cómo protegerme de peligros o que me puedan herir emocionalmente? ¿cuánto dura el amor por internet?...son tantas preguntas que plantearse y tan pocas las respuestas ciertas…

Poco a poco seguiremos escribiendo sobre el tema y relatando algunas experiencias verdaderas.

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Amor por internet (dimensiones) .Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

sábado, 18 de julio de 2009

Ubicuidad

Ubicuidad


Ojala Dios me otorgara
por un instante
un solo don:
la Ubicuidad

Y así estaría,
ahora mismo,
en presencia,
junto a ti

La omnipresencia
la de Él, la del Creador,
ahora existe
con la magia de las TIC´s

Puedo escuchar,
puedo ver,
puedo imaginar lo que falta,
es imperfecta

Aquí estaré
dentro de poco
mi cabeza y mi pecho
sobre plumas

Soñaré despierta,
dormiré acompañada
regocijándome
en el puro placer ...



Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Ubicuidad . Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

miércoles, 15 de julio de 2009

Experiencia en el Cuzco ¿realidad o fantasía?


Alturas de Macchu Picchu

Pablo Neruda


Ven a mi ser, al alba mía
hasta las soledades coronadas
El reino muerto vive todavía
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad
todos los silenciosos labios derramados

y desde el fondo habladme toda esta larga noche,
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,

eslabón a eslabón y paso a paso

Dadme el silencio, el agua, la esperanza
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.
Hablad por mis palabras y mi sangre



Subimos por el tortuoso camino en aquel tren que se movía de un lado a otro mostrándonos las inimaginables bellezas de esas montañas mágicas. Un poco de miedo se albergaba en mi interior. Había escuchado del peligro de amenazas de volar el tren por parte de grupos subversivos. No era una buena época para viajar y menos a esos alejados lugares. Sin embargo sentía que me esperaba una experiencia importante con la que había soñado muchas veces: visitar la ciudad perdida de los Incas, el Centro Magnético del Mundo, Macchu-Picchu.

La noche antes de salir de Venezuela, había visto en la TV una película de Shirley Mac Laine sobre sus experiencias psíquicas en esos lugares y alucinaba pensando en las extrañas vibraciones que tales relatos me hacían sentir. Llegamos al Cuzco. Nos alojamos en un bello hotelito y comenzamos a sentir dificultad para caminar, para respirar, aprendiendo a calibrar nuestra energía.

Fuimos a la ciudad mágica y regresamos con el dolor del que siente que ya estuvo allí, sobrecogidas por fuerzas desconocidas que aún permanecen y a la vez sintiendo los efectos de una pequeña hierba que un indígena nos recomendó masticar cuando sentimos por un momento desfallecer. Hablábamos y reíamos de manera inusual. Nos preguntábamos qué clase de hierba habríamos probado, que en realidad nos había quitado la fatiga de la altura. Un compañero de viaje español, que luego se hizo amigo de nosotras, comentaba que a él no le había hecho ningún efecto. Yo simplemente le dije que observara a su alrededor y que se diera cuenta que mientras nosotros estábamos hiperactivos, todos nuestros compañeros de viaje dormían agotados. Y seguimos riéndonos con picardía.

Llegamos al hotel, decidimos ir a comer alguna extraña exquisitez de aquel lugar. Nos recomendaron la carne de un animalito muy especial que no recuerdo el nombre, pero que no pude casi probar por su fuerte sabor. Yo había conversado con el joven mesonero que nos atendió y le había pedido que me enseñara algunas palabras en quechua y por supuesto entre ellas, la palabra AMAR fue la que más me interesó y construí una frase.

Canturreando mis nuevas palabras, entré en el hotel, junto a nuestro amigo español y mi hija mayor a quien había invitado a acompañarme en ese fascinante viaje.

En el mostrador del hotel estaba un hombre imponente, de facciones indígenas pero muy alto para el tamaño usual de la gente de esa región. Y me dijo las siguientes palabras:
“te estábamos esperando Elizabeth”.

Yo, extrañada le pregunté ¿y como sabe mi nombre?. Me respondió:
“Nosotros sabemos todo acerca de ti”.

¿Quiénes? ¿Y cómo lo saben?, le dije. Me respondió:
”Los mensajes vienen de adentro. Desde que llegaste has sido observada sin que te dieras cuenta y la clave para reconocerte estaba en las palabras que estabas diciendo cuando entraste a este lugar. Tenemos un mensaje muy importante que comunicarte”.

Yo lo miré con ojos de asombro y no atinaba a decir nada.

El comenzó a hablarme de los Incas y de sus Dioses. Yo pensé que tenía que recuperarme del impacto para poderlo escuchar y que aquel mensaje no iba dirigido a mi incrédulo amigo español. En efecto, éste hizo un comentario al respecto y yo aproveché para decirle que iríamos a la habitación para descansar y que en otro momento hablábamos. Nos despedimos y hasta ese momento fue que le dije al indio el número de mi habitación para que me diera la llave, porque ¡¡¡ no lo sabía !!!

Subimos poco a poco las escaleras, por el cansancio de la altura. El hotel, al tener una estructura de madera, permitía que se escucharan todos los sonidos. Esperamos un rato, hasta asegurarnos que el español se había acostado en la habitación contigua y volvimos a bajar a la recepción del hotel. Allí nos esperaba el enigmático indio, sabiendo que volveríamos, con frazadas en sus manos para nosotras y un calentador. Nos sentamos. Me sentía como si estuviera alrededor de una hoguera y un shaman me estuviera desgranando sus milenarias enseñanzas. Se escuchaban continuamente las campanas de la iglesia, por ser la Semana Mayor y entonces comenzó realmente EL VIAJE.

Se creó un ambiente mágico, donde fluían los pensamientos y la comunicación aún sin las palabras. Me habló de culturas y creencias antiguas, explicaciones acerca del origen de la vida y el universo, de los Dioses que dirigían el concierto de la vida. Me reveló que existía una sociedad secreta de los sabios Incas, que podían desmaterializarse en planos superiores y que algunos de ellos estaban ubicados en el Cuzco. Que podían hacer curaciones a distancia y que algunos de ellos, como personas muy humildes me habían observado desde que yo llegué a esa ciudad.

Yo recordaba mi paseo por la plaza frente a aquella fantástica iglesia llena de fulgor plateado y los contactos que hice con aquellos seres que extendían sus manos pidiendo ayuda o rogando que les compraran sus artesanías. Las manos que había tocado, las palabras que había escuchado y los hermosos objetos que ahora tenía. Y agradecí a mi intuición por no seguirlos consejos de los guías turísticos, de no acercarme a la gente del pueblo porque me podían robar.

Cada vez que yo me hacía una pregunta mentalmente, él la contestaba sin que yo tuviera que articular ninguna palabra, como si leyera mi mente ávida de aprender: ¿Cómo ponerme en contacto? ¿Porqué yo? ¿Qué sentido tenía todo esto?.

Me aconsejó acerca de un grupo de amigos que se reunían de manera voluntaria en mi casa una vez a la semana, para estudiar y explorar los fenómenos psíquicos; sobre quiénes eran confiables y quiénes no; sobre mis metas en la vida. Me indicó que mi típica dispersión no era conveniente para mi desarrollo y que debía comer sanamente para prepararme y llevar a cabo una misión muy importante en Venezuela. Yo recibiría las enseñanzas que me fueran necesarias cuando lo requiriera y me encontraría con dos sabios maestros.

El tiempo transcurrió sin darnos cuenta, hasta que la luz del amanecer nos hizo despertar de ese viaje virtual. Salíamos para Caracas a las 8 de la mañana. Nos pidió que descansáramos un poco y que antes de irnos me respondería las preguntas pendientes.

Solo nos dio tiempo de hacer las maletas y comentar brevemente lo que había pasado. Mi hija, emocionada fuertemente por la experiencia, fue la que me dijo que el indio nunca se dirigió a ella, que me respondía preguntas que yo no hacía verbalmente y que a medida que hablaba, ¡
¡¡ un triángulo de luz verde esmeralda brillaba en el centro de su frente !!!.

Cuando bajamos al comedor, hablé brevemente con él y me dio algunas respuestas que no puedo revelar. Nos escribimos dos veces y el me pidió que controlara mi ansiedad, que el ritmo del tiempo me contestaría mis inquietas preguntas.

Para ese momento, yo estaba bajo la tutela de un gran maestro ¡también peruano! y profesor de Literatura. Fue mi profesor de Astrología y mi guía durante varios años. El me dijo que esa había sido una iniciación y que tenía mucho que aprender todavía. No he dejado de estudiar y explorar desde ese momento. La lectura, la meditación y la oración han sido los medios para contactar tímidamente la fuente de la sabiduría.

No he reconocido al segundo maestro. Mi profesor de Astrología regresa a Venezuela a fines de este mes, justo cuando yo me voy de viaje a un Congreso Científico y un entrenamiento en una afamada Universidad en USA. Hace poco recibí una tarjeta del Shaman del Cuzco, desde Europa y no me he atrevido a responder.

He decidido escribir sobre esta experiencia, aunque puedan criticarme como usualmente lo hacen cuando hablo de estos temas. Un impulso que deseo terminar con algunos trozos de un poema de Pablo Neruda, el cual me regaló mi maestro cuando se despidió de mí, con la siguiente dedicatoria:

¨ Para que
cada vez que quieras
unas tu recuerdo y la poesía
y accedas al
Presente eterno¨...
G.R., 1990

Me gustaría que vieran estos dos videos, son bien reveladores, con calma porque tienen cierta duración

http://www.youtube.com/watch?v=rn-OUSw_ZBU&NR=1

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (1990). Experiencia en el Cuzco ¿realidad o fantasía?. Publicado en: http://ventaninterior.bolgspot.com

Primera luna llena de enero



"Pedid y se os dará, buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe y el que busca halla y al que llama se le abre. (Mateo: 7,7).

Primera escritura del año. Esta noche es nochebuena de Reyes, primera luna llena de enero, cuando las pasiones se exaltan, los deseos se inflaman, el fuego se acrecienta y quema, las mareas suben y la luz que ilumina la noche, plateada, desata la locura aún en los más cuerdos.

Hoy hablé contigo, tu voz sonaba triste, grave, sin brillo. Imagino lo que pasa porque ya lo he vivido. Y la necesidad de hablar se hizo presente. Surgen las incógnitas y la revelación de los objetos perdidos, prueba quizás de una intuición basada en realidades.

Estos días finales del año medité, repasé mi historia previa, mis fracasos, mis aciertos, mis pérdidas, mis renuncias, mis conexiones, mis éxitos también. Y aunque hilos invisibles tejen una misma historia, las diferencias también se hacen notables.

Aprendí sobre los vínculos que quiero en esta nueva vida que se inicia ahora en este año. Sigo convencida que la energía divina sólo puede manifestarse a través de la apertura de nuestros sentimientos, de nuestros canales y vínculos basados en el amor de calidad y en la confianza mutua. Estoy convencida que aunque mientas con la boca, la energía habla por tí y te descubre, ya lo estás viviendo. Tememos herir y pretendemos detener la verdad porque pensamos que así será menos doloroso. Me lamenté alguna vez que fuí directa en mi vida y dije la verdad abiertamente. El golpe fue duro, pero ahora me siento orgullosa de la sinceridad conmigo misma y con el otro, fué lo mejor, ahora lo creo firmemente.

Cada quien aprendió de la experiencia a su manera y rehizo su vida según sus propias creencias y necesidades. Y el amor sigue allí aunque haya cambiado la forma. No puede dejar de querese a quien nos ha dado la posibilidad de tener hijos y criarlos juntos. A quien nos ayudó a formarnos a nosotros mismos cuando éramos inmaduros. Y cuando el alumno está listo, aparece un nuevo maestro. Cuando una relación cambia de forma quiere decir que otros aprendizajes se derivarán de ello y que la vieja forma ya no alimenta ese vínculo. Si intentamos permanecer de la misma manera, el deterioro se vá haciendo cada vez más evidente, porque coartamos los designios que la naturaleza ha trazado para nosotros y dejamos de ser nosotros mismos para complacer, para vivir según los deseos de otros, con la falsa esperanza que así serán más felices, aunque en el fondo sabemos que es para evitar el dolor que subyace a cualquier cambio importante.

Recordé que para ganar algo en la vida, siempre existe una renuncia, hay que dar algo a cambio. Para llenar es necesario un espacio vacío, que dé paso a.... Y el vacío produce vértigo, inseguridad, desasosiego, intranquilidad, ansiedad, insomnio. Es el momento de recurrir a nuestra espiritualidad, a las conexiones importantes, porque la razón ya no nos sirve para explicar lo que sucede.

Y al comprender con el espíritu, se abre una conciencia diferente, donde no hay culpa ni resentimiento, solo amor y paz. Así me siento ahora, así deso amar, así me quiero unir si el otro lo desea. Así querré toda la vida, aunque pueda comprender que la forma variará día a día, hasta que asimilemos juntos las lecciones que debemos aprender en esta vida.

Quiero emprender el vuelo a su lado con entera libertad, con la libertad de mi espíritu y el suyo unido al mío por la más sublime conexión, la que puede lograrse aún sin la presencia.

Vuela halcón, que los halcones necesitan libertad para desplegar sus alas y dominar el cielo, pero regresan a su nido que les dá calor y amor, porque saben que siempre que quieran podrán volar con entera libertad en el cielo infinito.

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Primera luna llena de enero. Publicado en: http://ventaninterior.bolgspot.com

BBC Earth Explorer

viernes, 3 de julio de 2009

¿Eres feliz?

Un recuerdo que acude a mi memoria algunas veces, es la imagen querida de mi hermano psiquiatra, Fernando Valarino, quien murió hace muchos años. En algunas ocasiones, como parte de la rutina inicial de su consulta, le hacía la siguiente pregunta a los pacientes -¿Eres feliz?-. Yo observaba atentamente las reacciones de quien recibía tan inusual pregunta, a través de un espejo unidireccional, utilizado en las prácticas de psicoterapia a las que asistía. Nunca dejó de presentarse una expresión de asombro e incredulidad en la cara de la persona interrogada, como si pensara que ese doctor estaba más loco que él. Esperaba ansiosamente las respuestas que aún no tenía en mi interior.

Todavía creo hoy en día, que esa es una de las preguntas más fundamentales de la vida, a la cual la ciencia actual ha empezado a dar respuesta. Algunos estudiosos asocian la felicidad a la satisfacción de las necesidades, desde las más básicas como la salud y bienestar físico, sexo, alimentación, seguridad, protección, estima, amor, pertenencia, estatus, poder y fama, hasta las más trascendentes como la producción creativa e intelectual y la ayuda a otros seres humanos. Pero cada quien percibe su mundo de una manera diferente y la percepción de la felicidad continúa siendo un gran misterio y no se considera un suceso digno de estudiar, de compartir, de difundir, de considerar interesante. Lo contrario, el dolor y el displacer, con su carga negativa, parece ser más atrayente.
No es mi intención debatir el conocimiento que sobre esta materia dictan los expertos, ni buscar explicaciones simplistas a una conducta muy compleja, sino mostrar algunos elementos que pueden ayudarnos a tomar conciencia sobre la forma en que utilizamos el cerebro y nuestras potencialidades, para alcanzar la escurridiza felicidad, aún en medio de las crisis que estamos viviendo.

En estudios de opinión especializados, en relación a la localización de la sensación de felicidad, las personas refieren sentirla más frecuentemente en el tórax, vientre, corazón, cabeza; de manera difusa, en todo el cuerpo, “en el espíritu, en el alma”. Muy pocos refieren sentir la felicidad en otras partes como las extremidades, el hígado u otros órganos internos, o inclusive en los genitales.

La Neurobiología relaciona los estados emocionales con ciertas actividades neuronales del Sistema Límbico y el Hipocampo, cuyo nivel de excitabilidad, produce la percepción o conciencia de euforia o depresión. Pero en las percepciones de felicidad, se integran también otras áreas del cerebro, sin una localización determinada. Esto ha sido demostrado en pacientes que han sido privados de los sentidos o lesionados en diferentes zonas del cerebro y aún pueden sentir felicidad. Muchos autores defienden que el ser humano dirige su conducta, a través de la búsqueda del refuerzo positivo, pero si es excesivo, se produce una adaptación sensorial y deja de reaccionar de igual manera ante los mismos estímulos inicialmente agradables. De allí la importancia de la novedad para sentir placer. La mayoría de las veces esta novedad se logra de manera natural, a través del pensamiento, la introspección, la meditación, las ideas, los descubrimientos y creaciones interiores, que no necesitan de estímulos externos o se toman como mediadores en procesos más transpersonales y felices.

Descubrimientos interesantes nos muestran una gran paradoja: el cerebro humano que ha sido estimulado directamente, reacciona de manera placentera seis veces más que de manera negativa. Esto quiere decir, que mayor número de zonas del cerebro sienten placer (35%) y pocas sienten sufrimiento (5%). Sin embargo, en la vida diaria, son pocas las personas que manifiestan sentirse felices y disfrutar de un sano placer. Sin embargo, cada ser humano tiene una reactividad diferente y sus límites entre el placer y el desagrado pueden variar, de acuerdo a sus particulares mecanismos de adaptación. Las sensaciones más frecuentes asociadas al placer, son las de relajación, comodidad, alegría y buen humor.

En el cerebro se generan unas substancias químicas del grupo de las endorfinas, péptidos opiáceos naturales con efectos parecidos a la morfina, que alivian el dolor, así como otras substancias que producen de manera natural sensaciones de felicidad y euforia. Por ejemplo, luego del ejercicio sostenido por más de media hora, o de ingerir carbohidratos y el tan apreciado chocolate.

Otras formas de inducir estados placenteros son las estrategias de psicoterapia y meditación. También la relajación, especialmente de los músculos de la cara, ya que las estructuras cerebrales asocian de manera muy especial, las expresiones faciales a las emociones. Pruebe a relajar en este momento su cara y sienta la diferencia en su tensión hacia una sensación de agrado.

La felicidad no es intrínseca a los objetos materiales o sensaciones que provienen de los estímulos del exterior, sino a la per
cepción o interpretación que construimos acerca de ellos. Las mayores posibilidades de sentir felicidad están dentro de nosotros mismos y son producto de nuestra experiencia previa y sistemas de referencia. Así lo ha confirmado la Neurociencia. No importa que llamemos a esa fuente cerebro, sistema límbico, hipotálamo, corazón, aspectos inmateriales, informática cerebral, espíritu o alma.

Sabemos que hay determinantes que pr
oducen infelicidad, difíciles de modificar de manera individual, como por ejemplo las enfermedades y los problemas sociales. Pero todos nosotros podemos reconocer conscientemente, aquellos que puedan ser modificables por nuestro esfuerzo personal, para mejorar nuestro estado de ánimo. Dicho de otra manera, podemos estar atentos a las posibilidades de disfrutar, sin llegar al extremo de ser un hedonista individualista; ser flexibles y exponernos a multiplicidad de estímulos nutritivos, para mejorar nuestras conexiones neuronales; cultivar la interpretación optimista de la realidad, practicar el buen humor y mejorar nuestra habilidad de apreciar lo agradable de la vida, a pesar de las inmensas dificultades que estemos confrontando.

Vivimos en un mundo rico de alternativas para percibir estímulos positivos, pero estamos agotados y saturados por los int
ensos estímulos negativos que provienen de nuestro ambiente tan congestionado de malas noticias. Intentemos entonces darle paso a ese 35% de posibilidades de alcanzar el mundo invisible de momentos de felicidad, expandiendo la conciencia, educando nuestros sentidos, cultivando la creación y la inteligencia, cambiando y amplificando las alternativas de interpretación subjetiva de la realidad y de reacción ante ella, evitando los automatismos negativos subconscientes, practicando la generosidad, además de fortalecer el espíritu y la ética familiar, grupal y social.

Me pregunto entonces si muchos de nosotros los mortales, estamos viviendo como zombies, en el limbo, esperando y esperando que algo ocurra afuera... anestesiados, alienados, mientras la vida
transcurre sin llegar a sentir un poquito de felicidad en cada día.

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog. Valarino, Elizabeth (2009). ¿Eres feliz? .Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

Si quieres saber


En una noche de insomnio...

No quiero ya
nada saber
ni de los mundos raros
ni del amor
porque están llenos de mentiras
aunque la vida en si
me lleve a ellos
cada día

Permanezco solitaria
unida a mi
en la infinita vuelta
hacia mi propio ser
hacia ese centro que conozco
y me sorprende
cuando pretendo mostrarlo
inútilmente, cada día.

Porque no encuentro eco
no suele agradar
cuando lo muestro
y no deseo fingir
lo que no soy
si se que soy
amorosa, directa
respetuosa de otros seres
que se acercan a mi
con la misión de despertarme
de enseñarme, cada día.


Se agradece respetar los derechos de autor y ahcer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Si quieres saber. Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

Mi Sino


Porqué evitar con insistencia
ese encuentro
creer en el sino tanto cuesta
si la vida muestra
te marca el destino
inexorable, en su presencia

Estamos aquí y aún dudamos
de las antiguas huellas, indelebles
aún dudamos
no queremos ver las evidencias
¡ estamos ciegos!

Despídete entonces
sigue adelante
no mires atrás
no mires más
no creas ya
que nada hay

Si del amor se trata
más ciegos somos
lejanamente ciegos
temerosos de amar
y ya tememos
la entrega total desde la cima
en la profundidad

Y cuál es el sentido de la vida
sino el amor
déjate amar, ama de veras
si cuando amas estás lleno
si el amor es infinito...

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Mi Sino. Publicado en: http://ventaninterior.bolgspot.com

Amor cojo

Hace un tiempo, me invitaron a un programa de TV para ampliar la discusión sobre un artículo que me habían publicado en un diario sobre la teoría del tríangulo del amor. Asistió también una hermosa pareja que tenía ¡51 años de casada!, algo muy infrecuente de encontrar en nuestros tiempos. Yo comentaba sobre la analogía del amor con una mesa de tres patas, casi siempre inestable. Y más, cuando cada una de ellas es de diferente tamaño y calidad.

El componente más conocido del amor se refiere a lo físico, al fuego de la pasión, lo que se explica a través de la química del amor, más transitorio pero muy intenso. El segundo es el compromiso, la relación formal que se establece en una pareja, a corto o a largo plazo, formalizada por el noviazgo o el matrimonio legal, donde el contrato previo y la estabilidad es lo importante. Pero el tercer componente es el que logra el equilibrio entre ellos tres, es la intimidad emocional, centrada en una buena comunicación, en la confianza mutua, en la tibia calidez de sentimientos desapasionados, en la simpatía y empatía por el otro, en la relación espiritual y trascendente. Y más difícil de crear y mantener. La bella señora invitada a ese panel me dijo, que la cuarta pata debería ser el respeto por el otro, la entrega incondicional, todavía más difícil del encontrar en estos tiempos.

Cuando comentábamos acerca de la perdurabilidad del amor, llegamos a la conclusión, que el compromiso y la intimidad le dan estabilidad a la relación, mientras que la pasión le da el movimiento necesario para el cambio continuo, pero que lamentablemente desaparece con el tiempo, cuando más, dura pocos años. ¿Qué hacer entonces ante este dilema?. Muchas personas deciden cambiar de pareja con el deseo de volver a sentir la ilusión de la pasión. Otras deciden irse por el camino de las relaciones paralelas. Si nos planteamos cada día una expectativa de mayor longevidad y mejor calidad de vida, así como suceden cambios de carrera o profesión a lo largo de la vida, surgirán cada vez más frecuentemente los cambios de pareja.

Hablábamos de la posibilidad de interesarnos en varias personas a la vez y si esto era posible y conveniente. Un tema por de más controversial, pero sobre el cual las personas hoy en día tienen puntos de vista diferentes. Nuestra bella dama de otra época, defendía que la mujer debía aceptar la infidelidad “porque el hombre era de la calle” y la mujer nunca debería mirar a otro caballero que no fuera su marido. ¡Qué tiempos aquellos!. Las mujeres hoy en día defienden el derecho que yo llamo el uso del “colirio”, de mirar hacia otra parte. Pero dentro del compromiso que una pareja establece, lo más importante no es la legalidad ni lo económico, es el compromiso psicológico de mantener viva y estimulante esa relación, defendiéndola de las muchas tentaciones que pueden afectarla, si las aceptamos como un hecho real y nos preparamos para actuar de manera preventiva en esos escenarios.

Una relación afectiva (no solamente de pareja) que no se nutra y se riegue como a una planta, según sus necesidades, no puede perdurar en el tiempo. Cómo puede pretenderse entonces que una pareja pueda mantenerse unida muchos años, si las estadísticas demuestran que los matrimonios modernos, apenas tienen cinco minutos de intimidad y comunicación cara a cara … ¡a la semana!, razón por la cual la relación pierde continuamente su estabilidad y cada vez aumenta el número de personas que se nutren de esta manera a través de los encuentros virtuales, supliendo en muchos casos lo que debería ocurrir presencialmente. Si las parejas se dieran el regalo -como mínimo- de unos cinco minutos diarios de verdadera intimidad ¡qué diferentes fueran sus relaciones afectivas!, lo que también se aplica a las relaciones fraternales o filiales.

Es por eso que afirmo que el Amor Cojo es el amor más frecuente en nuestra época, salvo contadas excepciones o momentos de una relación muy especial. Muy poco se hace para cuidar, pulir y mantener balanceadas cada una de las patas o componentes, para que esa mesa, la del verdadero amor completo, pueda ser la plataforma para sostener a una familia y un hogar equilibrado… por el tiempo que haya de durar.

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Amor cojo. Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

Las tres caras del amor


El tema del amor es muy controversial, pero siempre interesante. Muy pocas personas se preocupan por escribir sobre él y mucho menos estudiarlo científicamente. Hay una teoría sobre el amor que quiero comentar, por ser bastante asequible de comprender y aplicar a la vida cotidiana. Se trata de la Teoría Triangular desarrollada por Sternberg y Grajek. El primero es Profesor de Psicología y Educación de la Universidad de Yale y se ha destacado por sus estudios sobre la inteligencia humana. Utilizaron como apoyo, escalas elaboradas por los psicólogos Rubin y Levinger. En sus estudios, analizan tres elementos fundamentales del amor, los cuales combinan para describir 8 formas o maneras de amar en los seres humanos.

Esta teoría es muy útil para explicar los cambios y la evolución de las relaciones de pareja, los conflictos que se suscitan en ella con el
tiempo, las rupturas y separaciones. También es importante para enriquecer y desarrollar una relación, conocer las causas de permanencia y predecir los niveles de una probable felicidad.

Los tres ingredientes fundamentales del amor son: la intimidad, el compromiso y la pasión. Ellos forman los vértices tibio, frío y caliente del triángulo del amor. La medición de la intensidad de estos componentes en una relación amorosa, puede servir par
a describir la forma geométrica de ese amor, desde una a tres líneas de igual o diferente tamaño, que pueden unirse o no entre sí, hasta formar un triángulo. El nivel de cada uno de ellos crece, decrece o se mantiene a un ritmo diferente a través del tiempo.

La cantidad de amor se observa a través del área de ese triángulo y su forma indica el estilo de la relación. Un gran amor equilibrado estaría descrito por un gran triángulo equilátero, donde todos los componentes se encuentran proporcionados. Sin embargo, el fenómeno del amor es mucho más complejo y su
til que esta simplificación, pero de todas maneras estos componentes son los más importantes y deben ser analizados en toda relación de pareja.

La intimidad es el elemento emotivo y tibio. Incluye la cercanía, la comunicación, el apoyo, el compartir, la simpatía, la calidez, los sentimientos que se expresan por ejemplo, a través de una amistad o una confidencia entre dos personas.

El compromiso es el elemento cognitivo del amor. Es la decisión a corto pl
azo de amar a otra persona y el compromiso a largo plazo de mantener ese amor. Por ejemplo, el amor de un padre por su hijo se caracteriza generalmente por un alto nivel de compromiso.

El elemento motivacional del amor es la pasión, que lleva a una excitación fí
sica y psicológica , unida a un intenso deseo de unirse al ser amado. Este elemento está compuesto por dos fuerzas: una negativa y otra positiva, que explican la evolución de las motivaciones que unen o separan a la mayoría de las parejas, las causas y el ritmo del despecho.

Por ahora dejamos al lector reflexionar sobre estas ideas e intentar responder a las siguientes preguntas: ¿Cómo es mi forma y estilo de amar en este momento? ¿Cómo han evolucionado estas fuerzas cognitivas, emotivas y motivacionales en mi vida y en mi actual relación de pareja? ¿Percibiré de una manera diferente mi relación amorosa a como la percibe mi pareja? ¿Habrá diferencia entre lo que percibimos y lo que hacemos realmente? ¿En caso de haber diferencias, será eso importante? ¿Cuál de estos elementos no está presente, no se expresa o se encuentra a muy bajos niveles en mi relación de pareja?.¿Qué probabilidades de permanencia podré predecir en ese caso? ¿Puedo cambiar o expresar mejor ese nivel, variar el ritmo de cambio ? ¿ De qué manera hacerlo o estimularlo en la otra persona? ¿Es posible ese gran amor, completo y armonioso? y...¿cuánto tiempo durará?...

Se agradece respetar los derechos de autor y hacer la referencia de la fuente de este blog.
Valarino, Elizabeth (2009). Las 3 caras del amor.Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com