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sábado, 7 de marzo de 2009

¿Líder o poderoso?


Un líder se puede definir de muchas formas: por las competencias o características, el estilo de ejercer el liderazgo, si es formal o informal, si se orienta a la tarea o a la relación; desde las tareas a ser desempeñadas o el sistema vigente, por las conductas que debe mostrar; los efectos que se ven como consecuencia de su influencia o por las circunstancias donde se ejerce; si comparte o no las decisiones y la participación. Más actualmente, de acuerdo a los factores morales y éticos, visión de grupo, satisfacción de seguidores y su interrelación.

Tradicionalmente, se afirma que el líder debe tener un sueño o ideal y debe animar a otros e influir en ellos para convencerlos y hacer que lo sigan en la consecución de ese sueño; esto quiere decir, que muestren una conducta de aceptación y colaboración voluntaria.

Alguien puede pretender ser líder por tener un gran sueño o ideal, e intentar ejercer influencia en los demás, pero si los resultados muestran que las personas no lo siguen para lograr ese sueño, a menos que reciban recompensas o coerción para hacerlo, esa persona es inefectiva intentando mostrarse como un líder. O según algunas definiciones, no logró ser un líder, solamente ejerció cierto tipo de poder.

Por lo general, las personas tienen muchos sueños; algunos son individuales, como ser ingeniero o escritor, volar un parapente; otros colectivos, donde se requiere de los demás para lograrlos; por ejemplo ser presidente, lograr un cambio social, ser admirado, lograr figuración social; disminuir la pobreza, tener poderes supremos y muchos otros más. Algunas personas construyen sus sueños de forma operacional con objetivos y metas; otros no. Tendríamos que saber a qué sueño o meta nos referimos cuando evaluamos si alguien logró ser un líder y si ejerció el poder para lograrlo.

Es diferente el comportamiento de liderazgo y el de poder. El poder es la capacidad de influir en otros de forma de lograr que estos hagan cosas que de otra forma no harían. Una forma de ejercer el poder es la coerción donde el miedo obliga a obedecer. Unida a esta se encuentra el poder derivado de la autoridad legítima. Una forma de ejercer el poder muy potente es la recompensa a través de prebendas, bienes materiales o espirituales; otras la experticia que se tenga y el poder de referencia o fama.

El poder implica entonces un potencial de influencia a través de un recurso que ofrece quien intenta ejercer el poder. Mientras el recurso sea percibido como muy importante y escaso, mayor poder se tendrá. Y mientras más dependiente sea el receptor de ese recurso, mayor será el poder que puedan ejercer sobre el. Por lo tanto, es necesaria la dependencia para ejercer el poder, pero en el verdadero liderazgo esto no es necesario.

Siempre el receptor puede decidir sobre si recibe o no un determinado recurso y asumir las consecuencias. Pero cuando se ejerce el poder, esta discrecionalidad se disminuye, mientras que en el liderazgo, la persona es completamente libre de elegir seguir o no a ese líder de forma voluntaria.

El poder implica entonces algo diferente al liderazgo aunque muchas veces vayan unidos y se tiendan a confundir. El poder no requiere que las personas compartan las metas del líder, solo requiere una relación de dependencia, mientras que en el liderazgo es indispensable compartir las metas de forma voluntaria. Puede existir el potencial de poder y no emplearlo y sin embargo ser un líder. Pero para comprobar la conducta de liderazgo, se debe mostrar en la acción. Se puede concluir que alguien puede ser sumamente poderoso porque tiene muchos recursos, pero no ser líder, porque no influye en los demás de forma espontánea o voluntaria o tiene que apelar a la coerción, a la escasez, a la recompensa o a la dependencia para que colaboren con el.

En las propuestas más modernas del liderazgo, el líder además de influir y mover personas en una dirección, es necesario que muestre valores éticos y morales socialmente aceptables que produzcan bienestar a los seguidores, en contraposición al uso de las recompensas y la coerción; que promueva el desarrollo de las personas y las organizaciones y que tenga una visión colectiva, compartiendo el poder con los demás de forma democrática.

Para lograrlo es necesario que trascienda su yo, su necesidad de figuración, que sus deseos personales ocupen un segundo lugar para favorecer el bienestar colectivo, estando consciente de sus necesidades y las de los grupos. Y esto no se logra sin un alto grado de ética y participación y sin que todos tengan acceso a las oportunidades y recursos.

Este líder ideal debe aceptar a los subordinados aunque no esté de acuerdo con ellos, valorando esa diversidad; tratar a las personas, culturas, sociedades, religiones, de forma respetuosa sin percibirlos como competidores. Para ello debe poseer la competencia de la empatía, de ubicarse en el lugar de los demás y comprenderlos; favorecer un clima de excelencia y meritocracia, tomar en cuenta otras ideas ajenas para la transformación que pretende.

Una persona en un cargo de gran autoridad, puede ser muy poderoso porque tiene acceso a todos los recursos posibles; pero comportarse como líder en un nivel muy básico y elemental, tradicional, faltándole mucho por aprender y cambiar para poder aspirar a ser considerado un líder de impacto, moderno, transformador de la sociedad y de las personas, congruente entre lo que ofrece o pregona y su propia conducta, ser aceptado, admirado y emulado por una gran mayoría, de manera espontánea.

Este modelo de líder, que siempre hemos esperado y aspirado los venezolanos, es una utopía que quizás nunca lleguemos a alcanzar, a menos que exista un cambio muy radical y dejemos de creer en ídolos, en poderes míticos, que construyamos una sociedad centrada en valores positivos y en conceptos de desarrollo personal, grupal, organizacional y social; que dejemos la actitud cómoda, conformista y egoísta que nos representa y actuemos de alguna manera, aunque sea pequeña, para lograrlo y formar a las nuevas generaciones para ese cambio.

Recuerde hacer referencia correcta de este artículo como sigue:
Valarino, Elizabeth (2009). ¿Líder o poderoso?.
Publicado en: http://ventaninterior.blogspot.com

1 comentario:

la-tiza dijo...

te felicito!!!!!
estas hecha toda una experta! vas a ver que rico es tener un espacio para verter todas tus ideas!
un abrazo blogerita!